Ausente, por gracia

Me planteo el misterio. Existe tantos misterios: El de la vida, el del amor, el de mi origen y el suyo, el de su destino y el mío. Alguien habla del espacio ilimitado y de todo aquello que no ocupa espacio. Entonces me pregunto: ¿Qué ocupa lo que no ocupa espacio?. Es que algo ha de ocupar si no es espacio, así como ha de haber cosas que ocupen tiempo, como de hecho nuestra vida lo hace. ¿Y después?. Sí. Cuando la vida ya no es, cuando sólo dejamos pellejo y hueso, sangre seca y nervio muerto: ¿La vida; a donde va? ¿A donde vuelve?. Yo ya casi no creo en nada me dijo, muy seguro, y miró el suelo.

Yo ya casi creo en todo, quise responder, mirando al cielo, pero no sabía en qué. ¿En qué todo creo?. Creo que no siempre existí, creo que no siempre existiré, y creo para todas las cosas que así fue. Pero entonces tengo dudas y miro el suelo. Pregunto: ¿Y quien existió primero?. Alguien me susurra, pero rebelde, entonces respondo: "¡No, no, no!. Ése no". Es que en realidad no lo creo, o mejor, no quiero creer. Cualquier causa ha de ser de frío hielo. Y me susurran: ¿Y cual la causa del frío hielo?.

Creo en el estallido imperecedero, que dio origen a las luminosas estrellas del cielo. Creo que antes sólo la nada flotaba con su eterno celo. Creo en su lento enfriamiento, y que ocuparon el espacio entero: Hidrógeno, oxígeno, y hierro, carbón y estaño en la luna de enero. En ese orden creo. Creo en la vida surgida de ellos creo que no hay caos sino sólo lo que no comprendo, y así en sus inmanentes leyes se llamó universo, y fue orden y fue progreso, hasta que uno fue expulsado de su inocencia, creado de esos mismos elementos. Creo que por eso no creo, se que soy sólo verbo por eso en verbo no creo. No hay acción sino reposo eterno. Y si no lo hay es sólo lo que es.

Me opongo. Es en Dios en quien no creo. Así pues si no le puedo poner un nombre, entonces no creo. Le llamo Cosa y hace mucho se llamó tan sólo "El que es": ¿Pero Dios?; Dios ¡jamás!. Ése ya no existe pues ese es el dictador de todo, o un nombre vacío. ¿Le llamaré Causa?, ¿Origen?, ¿Destino?, ¿Caos?. Le llamaré Todo, o Perfección. Quiero llamarle Bondad y cortarle la otra mitad: ¡Qué soberbia!: O te dejas crear o no eres el creador. Entiende al fin que todo retorna y saborea el infinito sabor de su cola; y cuando así sea tal vez te llame "Yo", ya que fui quien te creó, y me dejé crear por ti.

Creo ser tu único juez, nacido virgen de error: Creo que soy tu señor, de ti nacido, y de ti creador. Me creaste de tu naturaleza: bueno y malo, magnánimo y vengativo, odio y amor, y así también te cree yo, para disfrutar del bien y el perdón, de la caridad y del amor. Padecí del mal, y del poder, por eso te asesiné, te privé de nombre y me privé, así pues vivo en mi propio infierno hace tres largos días y sólo resucitaré cuando te ponga nombre otra vez: Pero Dios; ¡Dios jamás!.

Kepa Uriberri