Hood

Acuso recibo de la siguiente:

Señor

Iñaki Irizarri

De mi mayor interés y a lo mejor del suyo, así lo esperaría;

Me atrevo a escribirle ésta, sin certeza ninguna que sea considerada, o apenas leída por usted. Pero prefiero hacerlo, cuando menos, como un testimonio. Soy un hombre de izquierdas, aún cuando lleno de dudas. Es por eso que impulsado por el pensamiento progresista que me mueve, he participado con gran interés en las elecciones primarias de los partidos de derecha, a riesgo de las burlas de mis compañeros. Me explico:

Por alguna razón que no llego a comprender, el pensamiento de izquierdas, no sólo en mi país, sino “a lo largo y ancho de esta gruesa pelota que habitamos todos”, como usted mismo suele decir, ha ido perdiendo su contenido para reducirse sólo a una delgada cáscara: Dentro no hay nada. La médula que solía haber ahí, se la ha comido el gusano del populismo, la carcoma de la nueva revolución, el partido del clamor, el movimiento de los ciudadanos por el descontento, la autonomía joven, la real democracia, el progresismo no comprometido, la fuerza del verdadero corazón, el movimiento reivindicacionista del pueblo, el reivindicacionismo nacionalista, el nacionalreivindicacionismo, el partido del pajarito bolbobariano, el grupo de los quince, el del ge ochenta y siete, la juventudes del treinta y seis, el movimiento patriótico once de abril cochayuyo, el movimiento vamos todos juntos, el movimiento el futuro me pertenece, el grupo ecologista del amplio espectro, los verdes antienergía, los renovados, los tradicionalistas, los tercera vía, los grandes avenidas, el grupo rescatemos los muros, los sin fronteras, el movimiento por la hermandad, el grupo por las cuatro repúblicas, el frente patriótico del tercer mástil, los guatones independentistas, los chascones de izquierda, los colorines Marmaduquistas, los rucios caldúos, los rojos del norte, los regionalistas por la independencia, el partido igualitario, el movimiento de los indiferentes, el grupo distintos de izquierda, la potencia sagrada, la revolución tranquila, la democracia absolutista, el grupo del pueblo unido, los separatistas urbanos, la potente fuerza de los atomizados, el partido contigo seríamos más, la alianza utópica, los intelectuales del arte, los jóvenes empoderados, los más descontentos, el movimiento por la tendencia a extremar, la revancha joven, el movimiento no más ni menos, la fuerza arrolladora de la vieja izquierda, el realsocialismodemocráticoantesdelacaidadelosmuros, el viejo socialismo altamiranista, el grupo mucho más si somos tres, el movimiento estamos empezando, la izquierda etceterista, la anarquía organizada y otros menores de difícil enumeración. Sé que si la presente declaración se hace pública habrá muchos quienes reclamen su derecho a haber sido nombrados: ¡Pido disculpas!.

Todos ellos se han reunido, para afectar la tradición intelectual de la vieja izquierda, extremando sus ideas, lo que está bien: ¡Viva la renovación! La antigua izquierda acosada por dentro por ellos, por fuera por el mal ambiente de la derecha, hoy entorno, se ve aplastada. Hay locos en la derecha que se postulan con ideas de izquierda, en el enunciado aunque no las conocen, pero las aman y reivindican en la derecha. Me he visto compelido por ello. Hoy la unidad de las izquierdas de tantos sabores y aromas, es más importante que nunca para derrotar a la derecha siempre unida férreamente en torno al poder del dinero, de la demagogia, de la falsedad y el fascismo horroroso, del aprovechamiento abusivo, de la opresión popular, de los medios de comunicación, de la corrupción política, religiosa, deportiva, económica, social, histórica, tributaria; de la coerción por los bajos salarios, por el desempleo, por la desigualdad.

He logrado entorpecer, en algunos puntos de nuestro globo general, de este mismo modo y manera, la formación de gobiernos fomentando la degradación social bajo responsabilidad del enemigo político. En otros he sido triunfador con sus banderías y consignas: ¡Me enorgullece! Ha sido mi triunfo y es lo que importa. Cuando meto mis manos limpias y las ensucio en el inmundo barro enemigo y las saco repletas de su dinero mal habido: ¡Me enorgullezco! Ese dinero ya no podrá ser usado en la opresión. Será usado en mi liberación; es decir liberación de izquierdas. Creo que de este modo quizás en algún tiempo acotado, logre rellenar de blando poder verde la vacía cáscara de la izquierda antigua que tanto ha sufrido y hoy está tan amenazada en su interior pequeño y su exterior inconmensurado. También he sido regalado por algunas izquierdas que empobrecen a sus pueblos para lograr la anhelada igualdad, de sus excedentes de riquezas ahora ya inútiles: ¡Bienvenidas dádivas generosas! Con ellas se paga campañas, comodidades, alguna sede o habitación de algún poco lujo para quienes dirigimos este mundo nuevo en el que habrá que evitar haya colonización de los ávidos fascistas de siempre.

Respetado Irizarri, profundo conocedor de culturas y culturas, ancestrales, reales o ficticias; corro y vengo a ti, de algún modo agobiado por el peso de mi traicionera conciencia, obligada a medrar aquí y allá, como un viejo militante y gimiendo acontecido, me atrevo a preguntar: ¿Existió por aquél tiempo, oculto en sagrados bosques, un héroe que hacía algo parecido, esto es, meter las manos en el sucio poder del rico y noble ingenuo, al menos en apariencias, para sacarlas repletas de inmundicia pecuniaria que le proveía a él y sus setenta partisanos, incluidos capellanes y guardaespaldas, de una cómoda vida, aunque siempre rústica, de la que hacía participar al pueblo llano por la vía de políticas renovadoras y progresistas, que aparejaban las canchas de las oportunidades de todos? ¿Fue su nombre algo así como Robón Hat? ¿Fue amado del pueblo? ¿Ha justificado la historia, la ficción, la moral y las buenas ideas sus actos, consagrándolo como hombre justo y probo? De ser así: ¿Mi acto trapacero de infiltración, aprovechamiento, y redistribución, sería probo y justo? ¿Logró aquél hombre legendario la unidad de su sector? ¿Impuso un nuevo régimen? ¿Derrotó al rico? ¿Reivindicó al pobre? O acaso como hoy y ahora, se impuso entonces la posverdad que siempre favorece al poderoso.

Quedo esperando, ansioso, admirado Irizarri, su sabia respuesta y me despido cordial.
¡Ah! Una última pregunta: ¿Usted por quién vota?

Leocandro Saravia

Kepa Uriberri